lunes, 30 de agosto de 2010



Hoy las musas no llegaron, deben estar de fiesta y no me invitaron. Me dejaron plantado. Quién sabe con quién andarán.

Hoy el cerebro gritó: “sí, sí puedo”, pero la mano le respondió: “¡Ja! Iluso, no te voy a dejar”.

Si las musas vienen a tocarme la puerta a la media noche no les voy a contestar, voy a tener dignidad. Que se vayan a un hotel.

Hoy me voy a dormir enfadado. Musas malparidas.

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