Hoy las musas no llegaron, deben estar de fiesta y no me invitaron. Me dejaron plantado. Quién sabe con quién andarán.
Hoy el cerebro gritó: “sí, sí puedo”, pero la mano le respondió: “¡Ja! Iluso, no te voy a dejar”.
Si las musas vienen a tocarme la puerta a la media noche no les voy a contestar, voy a tener dignidad. Que se vayan a un hotel.
Hoy me voy a dormir enfadado. Musas malparidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario