Sirenas

Sirenas

Hacer lo que me hace sentir bueno. Hacer lo que me hace sentir bello. Hacer lo que me hace sentir querido.

¿A qué hora llega la felicidad?

Queridos y queridas, les presento el dragón que tuve en la cabeza durante tres años. 

Volví, y no me volveré a ir.

Esto es un árbol y un amanecer. ¿O era un atardecer? 

No ser cruel con la mosca.

Dejé que la cometa se fuera muy arriba. No pensé que hubiera problema en mirar tan alto.
Ahora, como solo crecí un metro con setenta y seis centímetros, soy incapaz de alcanzarla .

Yo no le iba a dar una puerta para escapar. Esa puerta iba a ser un reloj. Pudo más la mirada del niño que la glotonería del monstruo. ¿Lograría huir?

Hacer poesía en Medellín es esperar que los semáforos peatonales den luz verde para cruzar la calle.

Las cosas eran mejores cuando una caja de cartón o un globo bastaban para ir a cualquier parte.
Yo quería salir solo. Cuando salí, no me gustó.
Como no me gustó, me imaginé cómo me gustaría que fuera.

Ahora me gusta más.

Aunque a veces la realidad me sigue golpeando muy fuerte.

Y la navidad no es cosa de credo.
El diablo decora su árbol y baila alrededor. Baila los villancicos de Tartini.